jueves, 21 de marzo de 2013

Demasiado bonito para ser real. Buenos días mundo.

¿Y qué es la vida más que una nota de suicidio? ¿Y qué es el mar más allá de la total libertad?
Errores, uno tras otro, pensando demasiado, aguantando cada golpe, cuando la felicidad no es nada más que un sendero que te lleva al propio infierno.

Un corazón que a sus dieciséis años está cansado de latir, cansado de sufrir más allá de la propia vida.

Y la felicidad es bonita y yo de eso me río, de la ingenuidad de las personas. Me río de mi propia credulidad, de mi inocencia y de mi misma. ¿Y por qué me río? Me río para no llorar, para no estallar como una fuente de agua agridulce.

Lágrimas convertidas en canción, lágrimas agónicas que te queman en tu propio interior. Y aquí está una pregunta. ¿Por qué fui tan ingenua al pensar que mi felicidad continuaría durante tanto tiempo?

Vamos a formular otra pregunta, ¿Por qué vivir buscando una felicidad que no dura más de un día? ¿Por qué terminar de recorrer ese sendero de plena oscuridad sin fuerzas? 

El infierno ha llegado, 
el infierno ya está aquí, 
ha llegado para hacerme feliz 
y al día después, verme morir.

Cicatrices, una tras otra. A veces es mejor explotar contra uno mismo, que contra los demás.

Y supongo que me le merezco, quien sabe. Ya no sé que tengo que pensar, lo que tengo que sentir y lo que tengo que vivir.
Mis ganas de saltar en un inmenso vacío, un abismo oscuro lleno de dolor, de afiladas espinas.

Y ahora es cuando la amargura vuelve, la desesperación y las ganas de no sentir, de no tener corazón, de vivir una fría inmersión en el mundo de los muertos.

Y esto es solo una carta, dirigida a mi misma. Una carta para intentar volver a empezar.

Soy un Fénix, eso creía, pero en verdad ya no sé lo que soy. He llegado a la conclusión de que soy una cosa rara, una mezcla venenosa que me está matando por dentro.
Un veneno que me está recorriendo las entrañas, un veneno que recorre mis venas, mis arterias y sobretodo, mi corazón.

Mis ganas de gritar aumentan, mis ganas de volver a nacer también. Quiero gritar y desgarrar todo el dolor de mi.
Quiero ver mundo y olvidarme de todo, aunque solo sea durante un instante. Olvidar todas las gilipolleces que he hecho durante estos días.

¿Qué es mejor sentir? La gente tenía razón diciendo que los sentimientos eran una mierda, porque el fondo, lo son.

Que el alma se corrompe, que todo se vuelve oscuro en un camino que ya lo es de por sí. Eso es algo que la mayoría de gente asimila, aunque hay otra que lo pone en duda, que cree en uno mismo.

¿Y de qué me sirve escribir todo esto? ¿De qué me sirven estas lineas? Solo sé que no sé nada, puedo que considerar que Sócrates sabía más que yo. Yo ya no sé ni a donde me meto, pero sí sé que solo sé meterme en líos estúpidos.
Los líos son estúpidos y yo finalmente, he llegado a la conclusión de que da igual lo que haga, pero que siempre la voy a cagar.

No lo sé, no sé nada.
Necesito estallar, explotar.
Volver a empezar.

Mi vida es un círculo vicioso, un círculo en el que me estoy cayendo continuamente.
 
Miro por la ventana, 
veo nubes que pasan, 
veo a pájaros volar.
El viento soplando
 y las olas estallando en furia.

Esa necesidad que llevo dentro de ver el mar, el mar azul, mirar la luna y contemplar las estrellas. 
¿Sabéis cuál es la conclusión que he sacado de todo esto? Sencillo. Soy idiota. ¿Por qué mentir? 
Bien no estoy, solo consigo estar vacía en un mundo como este.

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