lunes, 1 de abril de 2013

Pensamientos de un 29 de marzo.


Ni con palabras puedo expresar todo lo que llevo dentro, ni con lágrimas puedo exteriorizar todos los sentimientos que me atormentan, ni con hechos puedo continuar como si estuviera bien.

Y dime, ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué se supone que tengo que hacer con una vida como la mía? ¿Qué se supone que tengo que hacer con un muro dentro?
Sí, tengo un muro en el corazón, como el antiguo Muro de Berlín. Igual.

Un muro que separa el presente y el pasado; el optimismo y el pesimismo; la aceptación y la negación; la vida y la propia muerte. Todo se juega a través de un muro vigilado, un muro que no puede destruirse por un factor determinante: El miedo.
El miedo es algo que todos llevamos dentro en mínima o en cuantiosa cantidad. El miedo es la propia autodestrucción.

¿Como hay que actuar ante un miedo incesante? ¿Como hay que continuar soñanado sin saber lo que soñar? ¿Como hay que continuar con los recuerdos de un pasado que no va a volver jamás? ¿Como hay que continuar sin dar un paso sobre el que no caer? Dime, ¿Como hay que continuar?

Gritos, almas rotas, corazones despedazados, lágrimas amargas, sueños aterradores, muerte en vida y alma en pena.

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