domingo, 21 de abril de 2013

Rosas negras.

Escuchar palabras, sonidos, latidos de un corazón. Escuchar a tu propio cerebro, escuchar todos y cada uno de tus pensamientos, volando de un lugar a otro.
Querer estallar, salir de todo y sobretodo, dejar de pensar las mil cosas que te comen por dentro.

Vivir la propia pesadilla en vida, sentir la muerte rozando tu piel de una forma indirecta, persuasiva, azotando tus pensamientos.
Suspirar y seguidamente mirar los pájaros por la ventana, volando y disfrutando de aquella libertad que tanto necesitas. Tu corazón envidia de una forma insospechada aquella alas, dispuestas a llevarte hasta el fin del mundo, llevándote directamente hacia la anhelada libertad.

Locura. Pensamientos. Gritos en un mar de desesperación. Lágrimas. Amargura en un corazón en pedazos, imposible de arreglar.
Y después de todo aquello, tú misma y una oscuridad que te traga y que te consume, de cada día más.

Tocar aquella rosa negra y clavarte una de sus venenosas espinas ¿Acaso eso no es amor? ¿Acaso eso no es dolor?


No hay comentarios:

Publicar un comentario