miércoles, 3 de octubre de 2012

Vida. Mi vida.

¿Qué hay de la vida?
La vida, algo que puede ser tormentoso, placentero, precioso o una terrible pesadilla.
Si la vida fuera fácil todo el mundo estaría bien, el dolor no existiría y la gente no sufriría.

El mundo es irracional, ilógica, sin sentido. Como el amor, sin sentido, sin lógica, sin razón. No se elije vivir, tampoco se elije a quien se ama.

No quiero cegarme, aunque vuelvo a estar en un pozo sin fondo, lleno de oscuridad y pocos rayos de luz. Las tinieblas me devoran, la vida me ignora, los sueños se aleja y la vitalidad muere. Puede que sea dramatismo, puede que sea una realidad cercana, puede que la vida aún no haya estallado, puede que aún no haya despertado de su sueño más profundo.

Quizás yo no soy yo, quizás no puedo despertar, quizás no puedo ser como realmente quiero ser, quizás puedo hacer daño a la gente, aunque sea sin querer. Quizás vivo de ilusiones, de sueños y de recuerdos del pasado.

Algo me impulsa a continuar a la vida, aunque hay una parte de mi que no quiere. Una parte de mi quiere morir, tal vez ya esté muerta, tal vez esté derrumbada. Tal vez...

Quizás, tal vez, puede. ¿Qué hay de todo? ¿Qué hay de nosotros mismos? ¿Qué pasa con nuestra vida? ¿Por qué esta tormenta sin fin? ¿Por qué siento que no puedo más? ¿Por qué esas ganas de gritar?

Hay canciones que te hacen sentir viva, hay canciones que te hacen sentir que puede haber cosas peores, hay canciones que te transmiten una energía que te lleva a luchar, a plantar cara.

Necesito perderme, necesito olvidarme de todo e irme lejos. Ojalá pudiera desaparecer, ojalá las cosas fueran más fáciles.
Me gustaría poder atravesar el charco, ese charco. Irme, lejos, olvidar, dejarlo todo atrás, dejar Mallorca, dejar las Islas Baleares, dejar España, dejar Europa por un momento, por un segundo, por unos minutos, por unas horas, por unos días, por unas semanas, por unos meses, por un año.

Dejar atrás el mundo, ver la tierra desde el cielo, observar el mundo.

Dejarte de mirar con odio cada vez que te ves. Dejar de sonreír porque sí, dejar de vivir algo que no te pertenece.

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