miércoles, 3 de octubre de 2012

Vida, muerte.

Ojalá pudiera soltarlo todo. El simple hecho de soltarlo todo se ha convertido en una necesidad enorme, en algo que tiene que salir o morir en mi interior.

Qué la vida es una mierda. 
Qué la sociedad es una mierda
Qué este mundo es un fracaso

 ¿Qué? Son preguntas que todos nosotros conocemos. 

La vida está llena de misterios sin resolver, intrigas de la vida que te hacen cambiar, miradas inhumanas que no entiendes, sentimientos.

Sentimientos.
Amor, odio, rencor, pasión, tristeza... 

Amor, sí. ¿Qué hay de eso? ¿Merece la pena luchar? ¿Luchar contra qué? ¿Contra el tiempo? ¿Contra la distancia? ¿Contra nosotros mismos? ¿Contra la otra persona? 
La batalla contra los sentimientos es letal. No puedes ganarla, puedes morir mil veces en el intento y rendirte. Puedes morir diez mil veces en el intento y seguir de pie, luchando contra todo.

La vida es un camino lleno de piedras y de hoyos, que te harán caer. La vida es un camino tormentoso hasta la muerte, la muerte.

La muerte, sí. ¿Cuánta gente se ha preguntado alguna vez qué es exactamente la muerte? ¿Qué hay detrás de ella? ¿Por qué? ¿Por qué morir? ¿Como debe ser? ¿Hay algo más?

La muerte es miedo, oscuridad y frío.

Temor a la vida, temor a la muerte. 
¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿Eh? ¿Alguien lo sabe? No, ¿verdad?

La vida es frágil, puede desplomarse, puede quebrarse y a pesar de todo continuar. Por muchas heridas que tengamos en el corazón, por muchos golpes nos haya dado, por muchas miradas. 

Es un odio racional, es una medida cautelar, es algo que nos hace pensar, la vida sin igual.

Son pensamientos, que salen de dentro, de lo más profundo de este pobre corazón, un corazón mil veces herido, mil veces contenido, mil veces curado pero con cicatrices, cicatrices y secuelas.

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