martes, 30 de octubre de 2012

Recuerdos con tiempo.

Recuerdos que no recordabas hasta el día de hoy. Ves como el tiempo ha pasado sin lamentaciones, ves como superas el pasado, ves como no piensas en él hasta que algo te hace recordarlo. 
El tiempo lo cura todo, hasta las peores puñaladas en el corazón. Llega un punto en que no lo recuerdas, en que el tiempo ha pasado y solo es eso. Cenizas del tiempo abrasadas por la tétrica noche del mundo.

La vida es una solo una, una. Y por muchas veces que nos caigamos al suelo o que nos tiren, hay que levantarse, hay que continuar adelante a pesar de todo. A pesar del dolor que pesa sobre tu corazón, sobre tu alma o sobre tu propio ser.

Miro al pasado y apenas noto dolor, la herida está casi curada. Ha sanado bien, con el tiempo. Aunque al principio era lo peor. Era una herida demasiado dolorosa, demasiado abierta. No podía hacer nada, no podía obligarme a mi misma a estar bien, porque no serviría de nada. Lloré todo lo que lloré, viví todo lo que supuestamente tenía que vivir.
Cerré los ojos al pasado y ahora los abro y parece que todo pasó ayer. Que el tiempo pasa más rápido de lo que todos creemos. Que es imperfecto, inestable pero a la vez preciso. Paradojas de la vida que solo te llevan a pensar.

Por desgracia, el corazón es el blanco de todas las armas. Por desgracia, la vida siempre te tortura. Por desgracia, el tiempo pasa, incesante y doloroso.
Por desgracia siento todo esto dentro y por mucho que intente que no sea así, no puedo. Porque solo el tiempo puede curar esa enorme herida que se ha hecho.

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